El Himno del Salvador es una de las piezas musicales más emblemáticas y queridas por los ondenses. Se entona con solemnidad y emoción en las principales celebraciones en honor al patrón, especialmente durante la festividad del 6 de agosto y en muchas otras circunstancias, tanto de carácter público como privado. A través de sus versos, invoca la figura del Salvador como guía, luz y esperanza para su pueblo, y refuerza la dimensión espiritual y colectiva de la devoción.
Al parecer, su autor fue el canónigo Villar, quien la debió redactar a comienzos del siglo XX, con motivo de la declaración del papa Pío X estableciendo que el Santísimo Salvador fuese patrón principal, tal como parece confirmar dos de los versos del himno: «pues el Papa desde Roma, nuestra fe quiere alentar», lo cual pudo haber sucedido a partir de la festividad de 1906, si bien no se ha podido establecer por ahora si realmente fue en esta fecha o en otra algo posterior, pero, en todo caso, ya se cita en la documentación conservada relativa a la celebración de las Fiestas Constantinianas de 1913.
Himno del Santísimo Salvador
ESTRIBILLO
Mostremos ondenses la fe y el cariño
que el alma atesora y el pueblo heredó,
al rico venero de paz y ventura,
la imagen bendita del gran Salvador.
Hoy es día de alegría
y de gozo singular,
pues el Papa desde Roma
nuestra fe quiere alentar;
cual soldados aguerridos
de las huestes de la fe
al Salvador aclamemos
nuestro Padre y nuestro Rey.
De la montaña a la cumbre
nos espera el Salvador,
con la mano levantada
para dar la bendición.
ESTRIBILLO
Mostremos ondenses la fe y el cariño
que el alma atesora y el pueblo heredó,
al rico venero de paz y ventura,
la imagen bendita del gran Salvador.
La ventura y la bonanza,
el consuelo en el dolor,
todo es prenda del auxilio
del Divino Salvador;
nuestros católicos padres,
de una virtud ejemplar,
nos han legado en herencia
su honradez y su piedad.
Ondenses, para sentirnos
de entusiasmo enardecer,
basta evocar el recuerdo
de nuestra dulce niñez.
ESTRIBILLO
Mostremos ondenses la fe y el cariño
que el alma atesora y el pueblo heredó,
al rico venero de paz y ventura,
la imagen bendita del gran Salvador.